martes, 20 de octubre de 2015

La aspiración.

    No quiero una oficina en lo alto de un edificio, porque me cansaré subiendo escaleras o probablemente sienta vértigo y claustrofobia en el ascensor. Ni siquiera en cualquier edificio quiero una oficina. Ni siquiera quiero una oficina.
    Me basta un rincón calentito -al menos más que el que tengo ahora- y algunas cosas básicas. Un vaso de agua, una silla, un lápiz. No pido más.
    Pero en cambio tengo una oficina en un edificio, que si bien no es alto, es bastante grande. Me canso subiendo la escalera, aunque me conformo porque es el único ejercicio del día. No hay ascensores porque no tiene más de cuatro pisos.
    Tengo algo menos que un rincón calentito y algo más que un lápiz, una silla y un vaso de agua. El agua puede ser o no caliente. Tengo más.
    Pido tener menos.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Una forma de las distancias.

    Estoy pensando que vivir del anhelo es un poco extraño.
    Subestimamos las distancias porque ya no tenemos que cruzar cerros a caballo, pero siguien siendo las mismas.
    Si subimos cierta cima inventada, pensamos que bajar será morir, pero no es tanto.
    Si subimos cierta cima -inventada-, pensamos que la distancia es nuestra amiga, pero no es tanto.
    Si anhelamos, ¿no ganamos lo suficiente para tenerlo?
    Si no ganamos lo suficiente, ¿vale la pena?

jueves, 25 de junio de 2015

La razón de estar donde estoy.

No profesional, sino literalmente, de lugar.

0715022004
Escritor casual de recuerdos. Nuevos recuerdos. Saltas en mi mente y cuando apareces de verdad me inventas mil historias, recuerdos. Eres frío y lejano, como una maravillosa montaña que quiero abrazar -Marchant- y que a la vez se burla de mí desde lejos.

Eso es todo. Por eso estoy aquí.