miércoles, 9 de septiembre de 2015

Una forma de las distancias.

    Estoy pensando que vivir del anhelo es un poco extraño.
    Subestimamos las distancias porque ya no tenemos que cruzar cerros a caballo, pero siguien siendo las mismas.
    Si subimos cierta cima inventada, pensamos que bajar será morir, pero no es tanto.
    Si subimos cierta cima -inventada-, pensamos que la distancia es nuestra amiga, pero no es tanto.
    Si anhelamos, ¿no ganamos lo suficiente para tenerlo?
    Si no ganamos lo suficiente, ¿vale la pena?