Estoy pensando que vivir del anhelo es un poco extraño.
Subestimamos las distancias porque ya no tenemos que cruzar cerros a caballo, pero siguien siendo las mismas.
Si subimos cierta cima inventada, pensamos que bajar será morir, pero no es tanto.
Si subimos cierta cima -inventada-, pensamos que la distancia es nuestra amiga, pero no es tanto.
Si anhelamos, ¿no ganamos lo suficiente para tenerlo?
Si no ganamos lo suficiente, ¿vale la pena?
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