miércoles, 22 de diciembre de 2010

Advertencia: Chile es un país sísmico.

Antuco, 31 julio 2010.
    Cuando vi esta imagen el 31 de julio pensé en el terremoto y en escribir esta entrada. Me pregunté cómo es posible que nuestro conocimiento de causa nos golpée, nos agobie y nos atormente tanto.
    Esta señal es una advertencia, en un absoluto tono de "si usted está en su sano juicio no pase por aquí"; pero aún así pasamos y ni siquiera nos preocupa mirar hacia los posibles peñascos que podrían caernos encima. Porque, además, ¿quién creería que podría arrancar de una roca en caída libre si cayera? Para empezar sería necesario caminar mirando al cielo para verlas venir, asunto bastante inútil si no quieres tropezar en el intento. Además siempre está la baja probabilidad de que ocurra y que si te cae un roca encima prácticamente tienes la peor suerte del mundo. Por lo tanto asumamos que pasamos -que pasaremos siempre- y que no pensamos ni tenemos modo alguno de evitar ser aplastados por una roca antojadiza que quisiera caernos encima mientras lo hacemos. Entonces el aviso se torna del todo inútil. Pero debe estar ahí, porque si en último caso una roca te mata, nadie podrá alegar contra el constructor del camino y él sólo dirá en tono casi de reproche burlesco: "te lo advertí".
    Esta forma de ver este letrero con todo su asunto me llevó al terremoto. ¿Quién podría creer que es posible arrancar de un hecho de tal magnitud cuando ocurre? Siempre sabiendo que puede ocurrir. Aunque, por su infrecuencia, logremos acostumbrarnos al estado en que la tierra no se mueve y sepamos que la probabilidad de que esto cambie es baja. Pero existe. Aunque nadie quiere andar contando calamidades ni viviéndolas ni menos aún pensando en algo así todo el día, porque seríamos un país de histéricos. Entonces ignoramos ese conocimiento.
    Bien visto tampoco los terremotos tienen una rama en la predicción -porque, insisto, nadie quiere preveer calamidades, a menos que quiera vender a costa de la histeria colectiva o que tenga una prueba irrefutable-; en contra de lo que malamente hace el pronóstico del tiempo -considerando que la gente no muere, en principio, por una lluvia mal anunciada-, nadie se arriesga a "malamente" entregar un pronóstico de terremotos.
    Por lo tanto, hay bajas probabilidades y cero opción de verlo venir,  por lo que pensamos: "debes tener muy mala suerte para que esto te ocurra". Así que nuevamente ignoramos la advertencia volviéndola inútil.
    Sin embargo ocurre, ocurrió y ocurrirá. Porque aunque nos esforcemos en olvidar la base de la historia, somos un país sísmico que debe moverse fuerte cada cierta cantidad de años. En este punto, tal vez, nuestra advertencia se pierde en el tiempo y nuestro "constructor" no puede claramente decir "se los advertí" porque el letrero, aunque no lo leyéramos, no está comúnmente distribuido alrededor nuestro.
    Pero siempre lo sabemos; recuérdelo, archívelo, transmítalo, no permita que se olvide: Chile es un país sísmico. Tome los resguardos del caso.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Patética.

    Estoy segura que lo que espero no llegará, porque aún no cumplo la condición que me impones. Aunque no lo sabes, pero no sé cómo lo sabes.
    Estoy segura que lo que espero no llegará, porque...
    Lo que quiero hacer, lo que realmente quiero hacer que no puede ser ni aquí ni ahora. Que no puede ser tú. Lo que quiero, lo que realmente quiero, que se demora y demorará, porque no puede nunca ser ni aquí ni ahora.
    Además...
    Decías que llovía -¿o yo lo decía?- pero no era cierto, porque simplemente hacia falta una excusa y pensaste -pensamos- en esa.
    Sólo un invento de muchos inventos para colar algo que tampoco tiene mucho sentido. Buscando una excusa para hablar o hablarte, porque no puedo arriesgarme a que dejes de existir. Porque si dejas de existir, ¿a quién le echo encima mis letras?
    Al final sí extraño mi "otro" espacio, porque escribir estructuradamente, o al menos siempre buscando un sentido y un orden y una forma gramaticalmente correcta, es agotador. Devuélvome el desorden de letras, al menos por esta vez.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Aligerando.

    La sensación de todo estaba en el momento en que debía decidir si ciertas palabras subirían o no a cierto peldaño de mi vida. Pero nunca tomé una decisión, por lo tanto se quedaron en espera; como muchas veces se ha repetido, en la punta de la lengua, a punto de salir cuando ya no les corresponde.
    Si tengo que hablar de algo triste -o no tan triste- que sea el aroma que me persigue, que me llena el corazón e invade a cada rato mi pensamiento. Porque ese aroma ya no existe, pero se repite en todas mis cosas, en mi ropa, en mi casa, en mis amigas, en mis amigos.
    Aunque esto no tiene nada de cierto, no tiene nada de falso tampoco. La teoría es que escribir aliviana mi alma y así puedo dejar toda la preocupación en las letras, ya no arrastrar más sentimientos inútiles conmigo.
    Porque un día me preguntaste: ¿crees en el destino?, y ahora puedo responderte: sí, en el destino que me alejó de ti.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Aspiraciones y aptitudes.

    De vuelta al dilema de siempre.
    Cuando tomé la decisión, firme y resuelta, de seguir este camino en la vida, supe, con la misma convicción, lo totalmente alejada que estaba de lo que realmente quería. Lo supe y aún así creí que era una buena opción.
    No arrepentirse es parte de mis -buenos, tal vez- modales. Por eso me aferro a lo que hago y no rompo en llanto cada vez que miro sobre mis pasos con el peso del imán gigante que me arrastra a seguir el camino correcto.
    De esto nacen bifurcaciones, trifurcaciones y milfurcaciones. Si quisiera todas serían la buena opción. Porque postergué la decisión que ahora, siento, vuelve a presentarse: ¿Qué haré con mi vida? Porque siempre pensé que podía hacer todo lo que quisiera y ahora, con el conocimiento que arrastro, aún lo creo.
    Por un lado un grito claro me llama a retomar lo que siempre quise. El imán, que cada vez se hace más pesado, me arrastra lentamente. Pero, ¿podría hacer una línea de todos mis caminos y realizarme en lo que postergué más todo lo que aprendí? Porque me niego -y esta idea igual es firme- a rechazar sin vacilación todo lo que he aprendido. Me niego, aún cuando pueda decirlo, a condenar seis años de mi vida como perdidos, olvidados y malgastados. Aunque también es tentador hacerlo; aunque decirlo y finalmente llevarlo a cabo, sería triste.
    Entonces, ¿condené mi vida a este conocimiento que deberé (por consciencia) emplear en contra de todo lo que planeé antes, en contra de todo lo que siempre quise?
    Ya me condené una vez. No quiero volver a estar equivocada. Pero es complejo separar, ahora, en qué punto me estaría equivocando. ¿En abandonar lo que sé o en ya no retomar lo que quise?
    Tampoco puedo ser tan dramática. Siempre pensé que sí o sí debía realizarme como profesional de lo que insatisfactoriamente estudié, para tener dinero y poder sobrevivir sola. Pero luego de todo (cuando sea), me siento agotada (me sentiré agotada) y, ¿realmente querré, anhelaré y soñaré con seguir por este camino?
    Por eso vuelvo a mi idea de buscar un punto de unión, para no perder mi conocimiento y tampoco deber retrasar lo que siempre he soñado.
    Insisto, casi podría ser, pero no aplica el arrepentimiento.

    Tal vez todo este intento de reclamo no es más que el cansancio y agotamiento del exceso de trabajo. Porque no ha sido normal, me siento casi explotada; sin culpar a nadie, porque todo es un deber autoimpuesto.
    He perdido sentimientos en este año. Terremoto, mineros, mundial. Cosas que pasan y que no cobran importancia en mi actual existencia. O tal vez no serían tampoco importantes si no fueran la excusa perfecta para acusar mi actual estado de extrema utilidad.
    Ya lo había dicho por ahí: anhelaría ser mucho más ineficiente.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Luz verde.

    Vuelvo a esta imagen que inició el ciclo de cambio en mi vida. Ya nunca más negro, porque la luz negra no te deja ver nada más. Mejor el verde, que me alegra, que me motiva, que me limpia, que me agrada.
    Sí, aplico también mi primer gusto independiente y no influenciado directamente.


    Derivada de aquella flor blanca, esta imagen no podía ser menos hermosa.

    (En este espacio, con esto de escribir, siempre me queda la sensación de que estoy perdiendo. La idea que pudo parecer clara ya no quiere expresarse).

martes, 2 de noviembre de 2010

Debate.

    La discusión dejó de ser la herramienta poderosa que solía ser. La gente deja de escuchar con atención, deja tal vez de tener disposición para comprender y aceptar una nueva opinión; simplemente se limita a buscar la forma de contradecir, llevando siempre las ideas a lo que inicialmente piensan, creen, usando sus razones y prejuicios, si es necesario, con tal de no discutir la idea de fondo.
    La discusión ya no es una forma de aportar nuevas ideas ni de mejorar el hilo conductor de una vida o de varias vidas, dependiendo el rango de quién discuta. Se limitan a mantener su cuadrada posición (he aquí el drama de ser viejo), su esquema aprendido con años de experiencia, que en el mundo actual, cambiante, no aplican cuando es necesaria la modernidad, en todo sentido.
    Lo veo en mi discusión. La forma de debatir actual no es la de convencer porque nadie está dispuesto a ser convencido. De una u otra forma pensamos, nos autoconvencemos, de que siempre tenemos la razón y todo lo demás es una forma de rechazar cualquier teoría, por muy realista y lógica que parezca. O tal vez después lo analizaré, o tal vez después buscaré un buen argumento para eso. Pero tampoco, nunca es tan importante como para buscar realmente los argumentos y delimitar al fin la base para cualquier idea. Se queda ahí, inconclusa; y si tampoco queremos cambiar ni buscar ni pensar, sencillamente nos excusamos con algo así como "no estoy interesada", "no he leído sobre eso", "no sé, pero ¿qué piensas del clima?" o algo así, vano y antinatural.
    No avanzaré así, así no avanzaremos.
    Necesitamos una razón para que los argumentos sean más sólidos, las frases más objetivas y concretas; que la mente tenga más plasticidad y las ideas se completen de buena manera, con todas las opciones, que nos permitan formar un esquema real y completo de lo que queremos.

    (Entrevista de Marco de la que deriva esta entrada).

domingo, 31 de octubre de 2010

Auto-exigencia.

    He estado pensando sobre este blog y la necesidad de definirlo más allá del título. Algunas entradas para nada se alejan de "Pedacito de papel", aún cuando es mi intención que sea totalmente distinto. Supongo que su fin inmediato no puede ser olvidado; la necesidad de abrir un nuevo espacio con letras, casi autoimpuesta. Pero esto no es el tema de esta entrada.
    He sido autoexigente conmigo toda mi vida. Esto no me ha dado buenos resultados, no puedo mentir al respecto, pero ha sido gran parte del peso que ha preocupado mi rostro y restringido mi libertad.
    ¿Por qué esta autocrítica ahora? He caminado un día completo, con sus veinticuatro horas, que, con detenciones intermedias, en verdad fueron veinte. Harto. Exageradamente más de lo que debería caminar cualquier persona voluntariamente, a menos que tenga una fuerza poderosa que lo estimule. Para mí sólo fue la autoexigencia. Me odié al respecto, me odio y reflexiono.
    También porque debo dar un certamen, que si lo analizo es innecesario. Porque me autoimpuse la necesidad de tomar un ramo más, a pesar de que no lo necesito.

viernes, 22 de octubre de 2010

Un par de letras.

    Para no perder la costumbre de escribir aquí sinceramente, decido hacer esta entrada. Pero, en verdad, no hay tiempo.
    Supongo que volveré a escribir cuando pueda hablar sobre los dos temas que quiero mencionar aquí y que tengo almacenados todavía en algún rincón.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sin ti-empo.

    En algún momento caótico de mi día deseé tener más tiempo para hacer otras cosas además del estresante trabajo de laboratorio.
    Luego lo reconsideré. Porque probablemente más tiempo se traduciría en un día más largo, lo que significaría a su vez, más tiempo en el laboratorio.
    Mal jugado.
    Así que agradezco de corazón el poco tiempo que tengo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Enfados.

     Casi olvido que:

     "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo".
Aristóteles, Ética a Nicómaco.

     Necesito de vuelta este tipo de consejos, pero se fueron a muchos kilómetros de distancia y no sé cuándo regresarán...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Seguro.

    Seguro que el seguro antes no se quitaba con sólo desearlo.
    Uno abría la puerta y desde ahí fluía el aprecio hasta que todos estaban dentro del vehículo.
    Seguro que ahora el seguro tampoco se quita con sólo desearlo.
    Pero ya sin flujo de aprecio se mueve por si sólo hasta que todos están dentro del vehículo.
    La vida ha dejado de estar alerta, ha dejado de ser consciente y nos olvidamos, para que todo se vuelva más automático.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Moraleja.

    Esto lo escuché o leí hace un tiempo.
    Un día un hombre se fue en busca de la mujer perfecta. En un lugar encontró a una mujer hermosa, solidaria, pero carente de inteligencia, que lo hubiera amado incondicionalmente. Pero, por su falta de inteligencia, él la rechazó diciendo: "No eres la mujer que busco".
    Luego, en otro lugar, encontró a una mujer hermosa e inteligente, pero carente de solidaridad. Ella lo hubiera amado incondicionalmente, pero él la rechazó diciendo: "No eres la mujer que busco".
    Finalmente, en un último lugar, encontró a una mujer hermosa, solidaria e inteligente. Era la mujer perfecta. Pero entonces ella le dijo: "No eres el hombre que busco".

viernes, 27 de agosto de 2010

Prioridades.

    Pensaba que estaba bien definir mi vida en hechos variados a la semana. Me resultó, me sentí bien, por primera vez estoy ocupando mi tiempo completamente en actividades que me agradan.
    Pero se debe priorizar. No sólo elegir entre varias buenas opciones para mi tiempo, sino que también elegir entre la cordura y el estrés.
    Es absolutamente necesario despertarse un día a las siete de la mañana y no tener más compromisos que seguir durmiendo hasta las doce si es necesario.

viernes, 6 de agosto de 2010

Despreocúpate.

    Hubo un momento crucial en mi vida en que los cambios comenzaron a llegar. Entre ellos, decidí hacer una lista, coincidente con el año nuevo del 2007, en que escribí lo que quería hacer durante el año. Aprendizajes varios que nunca completé.
    Al comenzar este año no hubo tal lista, pero finalmente hice una en abril, que dice:

    Este año quiero:
    - Despreocuparme.
    - Asistir a Shotokai.
    - Asistir a Grujhoc.
    - Aprender a patinar.
    - Leer un diccionario.
    - Terminar la U.
                    Mi07.04.2010

    Oh, hacía tiempo que no la leía.
    No la puse tan difícil y podría decir que llevo al menos tres puntos parcialmente cumplidos. Es realista, la primera vez incluí cosas que ni siquiera recuerdo ni pensé en hacer. Aunque siempre son parte de una lista mayor o sueño mayor.
La dichosa lista.
    El punto es el primer punto. Sí, parcialmente cumplido. Casi extraño que un deseo de aprendizaje o compromiso autoimpuesto sea despreocuparse. Pero mirando la vida anterior, en que era difícil lograr tal estado de, casi, ignorancia, se vuelve absolutamente necesario e imprescindible anotarlo, escribirlo, decirlo, publicarlo. Archívese.

    Entonces me despreocupo; sí, ciertamente. Aunque lamentándolo un poco. Pero lo anhelé, ahora lo hago y aún mantengo ese deseo. Falta equilibrar, pero definitivamente no quiero volver al estado de preocupación anterior.
    Por otro lado, esta nueva ventana se sostiene y se sostendrá de esa despreocupación.
    Y si no es así, no importa.
    Des-preocupadamente, que sea lo que tenga que ser.