- Alguna vez pensé que lo correcto era escribir una historia llena de diálogos - le dije.
- ¿Por qué? - preguntó.
- En ese tiempo, más que nada, porque me parecía aburrido leer lo que los autores suelen contar entre medio.
- Pero, ¿de qué sería una historia sólo de diálogos, sin el contexto?
- No sé. Ya pensaré en algo.
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